En los últimos meses, la cantidad de comercios adheridos al sistema de extracción de dinero, comúnmente conocido como cashback1, ha crecido sustancialmente. Este sistema permite a los tenedores de una cuenta bancaria extraer dinero en efectivo en comercios, tales como farmacias, supermercados o estaciones de servicio.
Ahora bien, ¿Contribuye el desarrollo del sistema de puntos de extracción de efectivo a los objetivos del Banco Central de fomentar el uso de medios de pago electrónico y reducir la utilización de dinero en efectivo?
Para responder esa pregunta, resulta necesario considerar que los puntos de extracción de efectivo vienen a complementar un sistema de puntos de acceso a servicios financieros que se caracteriza por la baja capilaridad. Como fue presentado en las últimas dos ediciones del Informe de Estabilidad Financiera2, nuestro país presenta una cantidad de puntos de acceso que es considerablemente inferior a la de otros países de Latinoamérica (como México, Colombia y Brasil).
Esta baja capilaridad tiene un impacto positivo en la demanda de dinero en efectivo, dado que, en muchos casos, implica que sea necesario recorrer importantes distancias para acceder a una sucursal bancaria o un cajero automático que permita obtener dinero en efectivo. En este contexto, si una persona debe recorrer por ejemplo 2 kilómetros y hacer una larga fila para extraer dinero del cajero automático más cercano, el costo implícito en la extracción (representado por el traslado hasta el dispositivo y el tiempo necesario para obtener el dinero) resulta elevado. Dadas estas circunstancias, la población en general retirará una suma mayor de dinero que permita minimizar el número de visitas al cajero automático o sucursal.
De acuerdo a la teoría económica, la demanda de dinero para transacciones depende de tres factores claves:
el valor de las transacciones que deben pagarse en efectivo,
el costo de oportunidad de la tenencia de efectivo (dado por el interés que obtendríamos de invertir los fondos en otros activos), y
el costo de obtener el efectivo (por ejemplo, los costos de extracción o los costos relacionados con el traslado hasta el lugar de la extracción).
Baumol y Tobin demostraron que, ante costos de obtención de dinero más bajos, resulta óptimo para los consumidores extraer dinero más frecuentemente pero en menores cantidades3.
Asimismo, más recientemente, diversos estudios confirmaron teórica y empíricamente que la mejora en el acceso a dinero en efectivo (mediante el uso de cajeros automáticos) e instrumentos de pago (tarjetas de crédito, por ejemplo), reduce la cantidad de dinero en efectivo que los individuos tienen en su poder para transacciones. En particular, Lippi y Secchi confirman que la tenencia promedio de dinero para transacciones depende de la difusión de puntos de extracción de efectivo4.
En base a esta teoría, si se multiplican los puntos en los que la población puede obtener efectivo, se reducen los costos implícitos en la transacción, por lo que es más probable que se retiren menores sumas de dinero en mayor cantidad de transacciones, manteniendo así el dinero en la cuenta bancaria, con la mayor seguridad que eso implica, y permitiendo el uso de medios de pago electrónicos. De acuerdo a un reporte del Banco Central de Alemania, esta teoría se vio confirmada en el pasado cuando la disponibilidad de cajeros automáticos se volvió masiva y generó en varios países una considerable reducción en el promedio de tenencia de efectivo para transacciones.5
En nuestro país, los datos disponibles parecen apoyar las proposiciones de la teoría: en el período comprendido entre diciembre de 2016 y diciembre de 2017, creció un 7% el número de cajeros automáticos, mientras que, entre 2016 y 2017, la cantidad mensual promedio de extracciones en cajeros automáticos aumentó un 13% y se redujo el monto promedio en términos reales6 de las extracciones en un 9%.
Por su parte, resulta interesante mencionar que, durante el mismo período, la cantidad mensual de pagos con tarjetas de débito y crédito muestra un crecimiento del orden del 10% y 7% respectivamente, mientras que los montos promedios en términos reales para estos pagos sufrieron un aumento del 0,3% para el caso de las tarjetas de débito y una reducción del 4% para las tarjetas de crédito.
Si bien no es posible establecer una relación causal entre el aumento de los cajeros automáticos y el comportamiento de las extracciones y los pagos con tarjeta de crédito y débito7, los números observados podrían significar que, ante una mayor disponibilidad de cajeros automáticos, la población realiza más extracciones de menor monto y utiliza con más frecuencia las tarjetas de débito y crédito para realizar sus pagos.
Al crecimiento observado en la cantidad de cajeros automáticos se suma la aparición y auge de los puntos de extracción de efectivo en comercios adheridos. Este mecanismo presenta importantes ventajas para los usuarios, entre las que encontramos la posibilidad de extraer dinero de su cuenta bancaria sin ningún costo adicional y la rapidez y conveniencia de poder hacerlo simultáneamente con una compra de bienes o el pago de un servicio público.
Por otra parte, el sistema representa para los comercios una manera sencilla de deshacerse del excedente de efectivo, que de otra forma debiera ser trasladado y depositado en una entidad financiera con los costos que esto implica. Para los bancos, por su parte, los puntos de extracción se presentan como una alternativa para descongestionar los cajeros automáticos y, en menor medida, las sucursales bancarias sin ningún costo ni inversión necesaria de su parte.
A la par de las ventajas aquí mencionadas, el sistema de retiro de efectivo en comercios presenta ciertas limitaciones. En primer lugar, la cantidad de dinero que puede extraerse está condicionada por la tenencia de efectivo de la caja del comercio. En segundo lugar, en muchos casos los comercios exigen realizar una compra para poder extraer dinero.
En base a un relevamiento realizado a través de los sitios web8, las emisoras de tarjetas Visa, Mastercard y Cabal ofrecen el servicio de extracción de efectivo a sus tarjetahabientes en 4.143 comercios. Adicionalmente, la red de cobranza Rapipago ofrece el servicio en 2.893 sucursales. Al igual que en el caso de las sucursales y los cajeros automáticos, los puntos de extracción de efectivo se encuentran principalmente concentrados en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Respecto a las cantidades aquí indicadas, es necesario señalar que un comercio puede estar adherido a más de una red, lo que genera una doble (o triple) contabilidad en algunos puntos de extracción9. Por otro lado, en muchos casos, cada comercio tiene múltiples cajas registradoras que funcionan como puntos adicionales de extracción. Esto implica que el aporte de dichos comercios a la disponibilidad de efectivo no se limita sólo a la cantidad de comercios aquí enumerada, sino que podría incluir numerosas posibilidades adicionales en un mismo punto de extracción que no están siendo contabilizadas10.
Los comercios adheridos al sistema de retiro de efectivo pertenecen a una amplia variedad de rubros, entre los que se encuentran supermercados, farmacias y estaciones de servicio, entre otros. La predominancia de estos rubros se debe principalmente a la participación en el sistema de las grandes cadenas comerciales, que cuentan con una importante cantidad de sucursales a lo largo de todo el país. Sin embargo, también participan del sistema comercios más pequeños, como kioscos y minimercados.
En resumen, quizás de manera contraria a la creencia popular, una mayor cantidad de puntos para extraer efectivo no implica que la población retirará más dinero, sino que podría implicar lo contrario: extraer dinero de manera más fácil y accesible reduciría el monto de las extracciones. Esto, a su vez, permitiría a los usuarios hacer un mayor uso de medios de pago electrónicos.
En consecuencia, el gran crecimiento que demuestran los puntos de extracción de efectivo y la popularidad que han ganado entre la población, jugarían un papel muy positivo para el objetivo del Banco Central de fomentar el uso de medios de pago electrónicos y reducir el uso de efectivo.