La sequía que afectó a la cosecha de soja y maíz tendrá un impacto directo1 negativo de aproximadamente 0,75 p.p. del PIB durante 2018. A ello se adiciona un efecto indirecto como consecuencia de la relación del agro con otros sectores productivos como, por ejemplo, transporte, comercio e industria. El estrés hídrico y térmico que se extendió desde diciembre de 2017 hasta marzo de este año impactó en la actual campaña agrícola llevando a recortar las estimaciones de producción de maíz y soja que caerían 15% y 33% respectivamente con respecto a la campaña anterior.
Como consecuencia de la concentración de la cosecha de estos cultivos entre marzo y junio de cada año, el escenario más probable es una caída del PIB desestacionalizado (s.e.) en el segundo trimestre de 2018 y una recuperación parcial o total en el tercero.
Con la trayectoria esperada del producto agropecuario y considerando distintos escenarios del resto de los sectores económicos, la contracción del PIB total desestacionalizado sería de entre 0,6% y 2,8% durante el segundo trimestre, revirtiendo durante el tercer trimestre con un crecimiento esperado de entre 0,6 y 2,9% s.e.
Para 2019, dado que el impacto de la sequía es de carácter transitorio, el PIB evidenciará una fuerte contribución positiva de este sector como consecuencia de la recuperación de la producción de maíz y soja a niveles similares a los de 2017.
Evolución del PIB durante los últimos episodios de sequías
En 2009 y 2012 Argentina sufrió las consecuencias de graves sequías que afectaron la cosecha de los principales cultivos. En 2009 se sumaron el conflicto político por el intento de aplicación de derechos de exportación móviles y la caída internacional de los precios de commodities por la crisis global. En ambos casos el producto agrícola cayó y al año siguiente retornó a niveles normales con fuertes recuperaciones interanuales (i.a.) que contribuyeron al crecimiento del PIB total (ver gráfico 1).
Si bien los episodios anteriores de sequía no son estrictamente comparables con el actual, existen algunos patrones comunes que deben ser tenidos en cuenta al momento de proyectar la evolución trimestral del PIB para 2018. Las caídas en el Producto agropecuario desestacionalizado generadas por las sequías de 2009 y 2012 se concentraron en los segundos trimestres, debido a que la cosecha gruesa de soja y maíz se da habitualmente en ese período (ver gráfico 2). Durante los terceros trimestres, cuando el efecto puntual de la caída en la producción de esos cultivos queda atrás, el Producto del sector se recupera, permitiendo alcanzar o superar el nivel desestacionalizado previo, dependiendo de la profundidad de la caída anterior y de la tendencia del resto de los componentes del sector (ganadería, otros cultivos, servicios asociados y silvicultura, entre otros).
¿Qué podemos esperar en el segundo trimestre de 2018?
En base a las caídas de las cosechas de soja y maíz estimadas por del Ministerio de Agroindustria (Minagri), se espera una fuerte contracción del Valor Agregado Bruto (VAB) correspondiente a cultivos durante el segundo trimestre de 2018 (estimamos en -26% i.a.). Para el sector de ganadería proyectamos la continuidad de la tendencia favorable que comenzó en 2017 reforzada por la reciente apertura de nuevos mercados internacionales. Con respecto al resto de las actividades incluidas en el Producto del sector agropecuario2, supondremos una trayectoria optimista manteniendo el nivel constante con respecto al año anterior. Con dichos supuestos —considerando que el Producto agropecuario durante el segundo trimestre de 2017 estuvo compuesto en un 87% por cultivos, 4% por ganadería y 9% restante por otras actividades— se obtiene una caída de aproximadamente 22% i.a. en el Producto agropecuario en el segundo trimestre de 2018 (ver gráfico 3).
La caída esperada del Producto agropecuario (22% i.a.) implica una contracción en términos desestacionalizados de entre 18% y 23% trimestral durante el segundo trimestre de 20183. Dada la ponderación estimada en 8,5%4, la contribución directa a la variación del PIB a precios básicos sería de entre -1,5 y -1,9 puntos porcentuales (p.p.). La evolución del PIB total dependerá de la trayectoria del resto de los sectores, para los cuales planteamos distintos escenarios que van desde una continuidad del ritmo de crecimiento de 1% s.e. hasta una contracción de 1% s.e. En todos los casos el PIB total caería durante el segundo trimestre por efecto directo de la sequía.
Para el tercer trimestre de 2018 se espera un rebote del Producto del sector agropecuario que revertiría total o parcialmente la caída anterior, tal como sucedió en 2009 y 2012 (ver gráfico 4).
Si suponemos que el PIB del agro vuelve al nivel del primer trimestre, el incremento desestacionalizado en el tercer trimestre sería de entre 22% y 29,2% s.e. con un aporte de entre 1,5 y 2 p.p. al crecimiento del PIB total desestacionalizado del tercer trimestre. La siguiente tabla de doble entrada muestra las variaciones trimestrales desestacionalizadas del PIB total, que resultan de combinar los distintos escenarios posibles del PIB del sector agropecuario y del PIB resto de los sectores económicos.
Como puede apreciarse, todos los escenarios implican una contracción del PIB durante el segundo trimestre que se recuperaría total o parcialmente durante el tercero. Incluso con un supuesto de caída severa del conjunto de sectores “no agro” durante el tercer trimestre, el PIB total crecería en términos desestacionalizados. Es poco probable que ambos trimestres evidencien caídas de manera consecutiva.
Para 2019 se espera que las cosechas de soja y de maíz retornen a niveles similares a los de la campaña 2016/2017, incrementándose aproximadamente 50% y 18% i.a. respectivamente. Esta evolución implica un fuerte rebote del Producto agropecuario que contribuiría al crecimiento económico del año próximo luego de ser un factor muy relevante en la explicación de la desaceleración esperada para 2018.